El verdadero desafío de las fiestas
El verdadero meollo de las fiestas no tiene que ver con la preparación de las comidas, las reuniones con familiares odiosos, el peligro de los petardos, la dificultad para conseguir un taxi, la hora exacta para poder "zafar" y estar con quien realmente con quienes queremos estar.
El asunto real es el traslado de abuelas. Quien las busca, quien las lleva. Hablo de las abuelas bien abuelas. Las ya viejitas, las que se ven obligadas al acontecimiento excepcional de ir mucho más lejos que su movilidad diaria. Las abuelas a las que se trata de usted, mitad con respeto mitad con distancia. Las abuelas que no parecen tener ya contacto con el entorno, que miran más de lo que hablan, que comen más de lo que miran.
Las abuelas que solamente el 24 y el 31 se suben a un auto y en todo ese movimiento hay algo de antinatural. Los automóviles no parecen estar hechos para las abuelas mayores. Los autos son ilusión de juventud eterna y se chocan con las abuelitas. Las vemos sentadas atrás, siempre presionadas por nietos y nueras que se amuchan en el asiento como si fueran moldeables.
Las abuelitas tardan en subirse al coche. Les insume una unidad de tiempo única: lo que le lleva a una abuela subir a un auto. Quien las ayuda no sabe bien que hacer. Si empujarlas un poquito del huesito de la espalda, agarrarlas del codo, dejarlas solas que hagan.
Los jovenes de las familias son los que pagan el precio, gustosos: quien lleva a la abuela de regreso, se va más temprano y se queda con el auto. La abuela lo sabe. Mira y no dice nada.
El asunto real es el traslado de abuelas. Quien las busca, quien las lleva. Hablo de las abuelas bien abuelas. Las ya viejitas, las que se ven obligadas al acontecimiento excepcional de ir mucho más lejos que su movilidad diaria. Las abuelas a las que se trata de usted, mitad con respeto mitad con distancia. Las abuelas que no parecen tener ya contacto con el entorno, que miran más de lo que hablan, que comen más de lo que miran.
Las abuelas que solamente el 24 y el 31 se suben a un auto y en todo ese movimiento hay algo de antinatural. Los automóviles no parecen estar hechos para las abuelas mayores. Los autos son ilusión de juventud eterna y se chocan con las abuelitas. Las vemos sentadas atrás, siempre presionadas por nietos y nueras que se amuchan en el asiento como si fueran moldeables.
Las abuelitas tardan en subirse al coche. Les insume una unidad de tiempo única: lo que le lleva a una abuela subir a un auto. Quien las ayuda no sabe bien que hacer. Si empujarlas un poquito del huesito de la espalda, agarrarlas del codo, dejarlas solas que hagan.
Los jovenes de las familias son los que pagan el precio, gustosos: quien lleva a la abuela de regreso, se va más temprano y se queda con el auto. La abuela lo sabe. Mira y no dice nada.
Labels: costumbres, reflexiones
9 Comments:
Mi caso no es exactamente "abuela" pero es como si. En realidad es la tía de mi papá, y además de todo lo que contaste y de ser viejita, es gorda !!!. Por la relación "auto-espacio-edad", no solo cuesta subir y bajarla, sino que por cuestiones de comodidad, va adelante, lo que significa todo un viaje desde Ezeiza (cerca de lo de DLP) hasta Avellaneda City con el susurro de "nene, andá despacio que no hay apuro"
Marcelo gran verdad acabas de describir en este posteo, las personas mayores saben todo esto y de hecho se aprovechan, ponen cara de compungidos y miran a todos para ver quien los puede llevar. Y ni hablar en el trayecto de lacantidad de anecdotas y el bien consabido "en mi tiempo la pasabamos mejor."
Buen año para vos.
Me hiciste reír. "Quien las ayuda no sabe bien que hacer. Si empujarlas un poquito del huesito de la espalda, agarrarlas del codo, dejarlas solas que hagan": BUENÍSIMO!!
jajaja
todo verdad.
Pero las abuelitas también saen que están más allá del bien y del mal y dicen verdades sin tapujos, la cruda realidad como "ay nena, que gorda estas" o "que mal te queda eso".
Muy buena observación señor. Me ha hecho reir y sentir que mi patetismo navideño no es único. No se salva casi nadie. Un alivio. Leve, pero alivio al fin.
Un saludo,
Muy buena reflexion Marcelo.
Feliz año.
Lo que siempre quisiste escuchar, de la peor manera posible.
Soy Pepe Trueno, y esta es mi Navidad:
Como festeja la gente, las fiestas de Navidad
Los padres la pasan comiendo, las hijas pierden la virginidad
Se amontonan mensajes cristianos, con frases de vieja raigambre,
Unos se llenan la panza, otros se mueren de hambre
Siento en las fiestas que están, una mano muy obscura,
Pero eso es muy normal, pues la festejan los curas.
La estrella de Belén, guió a los tres reyes magos
Por que los encontró preguntando ,”¿ donde esta el dichoso establo?”
.................
pensé que todo eso pasaba sólo en mi familia.
son abuelas vitel thone, para mal de nuestra sociedad irrespetuosa...
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