Distancia

Un mes y monedas afuera de la Argentina es tiempo suficiente para ver la escena sin formar parte de ella por un rato. He perdido el ejercicio, y es liberador, de pensar la Argentina como un fenómeno colectivo que, como un colectivo de línea, lleno y anárquico, procura ser llevado no hacia donde quiere el chofer sino hacia donde se le ocurre a los pasajeros. Sin que haya dos que deseen ir al mismo lugar. Hay una evidente inutilidad ya a esta altura de entender un país, este país, nuestro país, como un todo que un santo día se pondrá de acuerdo para levantarse y acostarse todos juntos a la misma hora.
Núcleos cercanos, proyectos solitarios o en grupo, ideas para pensar y plasmar, el país es eso. El país de cada uno es eso.
La Argentina se emperra en pensarse a grandes rasgos, en los trazos gruesos y la gente se afana los diarios de los paliers.
Y el diario dice que el tema de la inseguridad recrudece porque un loco disparo a mansalva en Av. Cabildo y José Hernández.
Un loco armado es eso, un loco armado. En Argentina, en Malí o en la Quinta Avenida.
Argentina, desde afuera es eso: tres temas dominantes de ocasión y un montón de opiniones inconducentes.
Eternamente, tras un manto de neblinas.