Mundialitis

Ya está el Mundial. Me encanta el Mundial. Ahora es un trabajo pero desde chico fue algo que me atrapó. Me cuesta entender como todo un planeta entra en sintonía durante este mes con un mismo tema. Con un deporte, un entretenimiento, con el negocio que espanta a tantos como si Miguel Angel no hubiera hecho sus esculturas por encargo como Ronaldinho sus goles.
Puedo estar hablando del Mundial todo el tiempo, pero sólo en este tiempo. Soy medio energúmeno como para dejarme ganar por toda esta ola futbolística, pero aborrezco a los que sólo hablan de fútbol.
Conozco a varios pero no forman parte de mi núcleo cotidiano. Han sido echados en su momento. No me molesta que haya personas que hablan de un solo tema todo el tiempo; mucho menos si de lo que hablan saben mucho. A veces les tengo compasión y respeto por igual. Pero quien habla solamente de fútbol, ahí si que no: eso denota una pereza total. Hablar de fútbol no cuesta nada. Entonces ni siquiera adivino un esfuerzo superador que los eleve como personas a la hora de exponer.
Una persona que habla solamente de fútbol no vale la pena ni para hablar de fútbol.

Foto: El Moises, de Miguel Angel