Thursday, April 13, 2006

Démosle la bienvenida a la implicación


Esa es la palabra que emplea el escritor y periodista español Vicente Verdú para explicar las nuevas formas de participación que tenemos las personas, como una instancia que no llega a ser compromiso. Verdú no lo hace como una crítica, sino como una descripción de época: en esta era individualista nuestra presencia en la escena social es espontánea y ocasional. Nuestra vida, nuestros proyectos consumen nuestro tiempo y nuestra energía y en consecuencia nos movemos en base a deseo puro.
La idea es buena, la comparto. Puede tener mala prensa. Las conciencias bien pensantes, en el discurso, siempre privilegian la vida pública a la vida privada. Ocuparse de uno mismo debe quedar para después. Una cabeza confundida pensará en términos de egoísmo como una distracción para no revisar que pasa puertas adentro. Una cabeza clara entenderá que si se adonde voy sabré a quienes puedo acompañar.
En el diario El País de hoy Verdú escribió: La implicación como forma de vida. Altamente recomendable como todo lo que ha escrito Vicente Verdú en esa dirección.

3 Comments:

Blogger Raquel Barbieri said...

Hola Marcelo Gantman,
Buenos días,

¡Qué suerte que tocaste este tema!

Es verdad que mostrarse individualista tiene mala prensa-- como dijiste--pero ya sabemos que hay mucha hipocresía dando vueltas, y que varias personas que se las dan de sociales se escudan en eso para no tener que enfrentarse al monstruo que todos llevamos dentro y que en algún momento de la vida debemos hacer aflorar, mirarlo frente a frente y hacer algo al respecto.

Enfrentar nuestro interior implica muchas veces tener que ir a terapia, estudiar lo que uno quiere aunque la familia opine otra cosa, buscar trabajos que tengan que ver con uno e ingeniárselas para ser feliz sin dejarse amilanar por las culpas.

Automáticamente, cuando uno es feliz, irradia felicidad a los que le rodean y se genera una corriente incesante de buena onda.

Me parece que suele verse al individualismo como un pecado, como si uno no tuviera derecho a pensar en su propio bienestar; pero eso es porque hay quienes no disciernen entre lo que es quererse y cuidarse, de lo que es ser un insensible capaz de comerse un sandwich de jamón crudo y queso mirando fijo a un muerto de hambre, sin convidarlo.

Buena prensa suelen tener los discursos en los que se habla de la famosa Justicia Social, que no deja de ser una etiqueta pegada en una caja vacía de contenido.

Me pareció buenísimo lo que dijiste acerca de que si sabemos quiénes somos, sabemos a quién/es acompañar.
Más claro, echadle agua.

Cariños y gracias por el post,

Raquel Barbieri

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P.D:
Me gustó también la entrada sobre las personas que cultivan su lado externo.

Hoy, 15 de Abril de 2006, creo de corazón que cada uno debe hacer lo que sienta que le hace bien para sumar felicidad a su vida.

Yo me siento bien en mi imperfección, lo cual no me hace condenar para nada a aquellas mujeres que se operan.
Cada uno conoce su propia historia y por qué hace lo que hace.

Además, todo se relaciona con el tipo de trabajo que uno tiene, el tipo de hombre/mujer que pretende a su lado, el grado de autoestima, etc.
En tal caso, que cada cual se junte con los de su palo y así siamo tutti contenti.

Todos no tenemos las mismas necesidades ni iguales parámetros de belleza.

Vos mencionaste una cosa a la que Alejandro Rozitchner también hizo referencia el año pasado en uno de los programas de 100 Volando (cuando fue José Abadi).
Alejandro dijo que la belleza es cuando se produce un estado de "gracia" cuando se reúnen el interior con el exterior y eso trasciende.

Obvio que él lo expresó mejor, pero yo pienso lo mismo.

No sé si será porque soy artista, pero veo la belleza en personas, estilos y cosas muy disímiles.

4:43 AM  
Anonymous Anonymous said...

Hoy a la mañana estaba haciendo fila en un juzgado, cuando comenzó a sonar la chicharra que indica que alguien estaba atrapado en el ascensor. La gente se daba vuelta y miraba con un interés morboso, pero al parecer, nadie hacía nada. Me pregunté si la chicharra tenía un destinatario prefijado (una Oficina de Atascamientos, por ejemplo), o si su función era atraer la atención de un transeúnte cualquiera. Porque si este es el caso, esa gente debe seguir ahi metida, seguramente.
Diego.

2:06 PM  
Anonymous Anonymous said...

Lástima que para poder leer el artículo de don Verdú hay que ser suscriptor, imagino que debe ser súper interesante. BIENVENIDO AL NUEVO MUNDO ... Me pregunto ¿implicación entonces sería sinónimo de opinología?

2:54 PM  

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