¿Debe un fanático ser un experto?

Por estos días estamos sometiendo con rigor en Cual Es? ,a diversos postulantes que pugnan por ganarse un viaje para ver la reunión de Led Zeppelin en Londres. El premio es mayúsculo y la presión para el concursante también. Led Zeppelin es una de las bandas que transformaron mi relación con la música para siempre. Como a tantos otros en el planeta, Led Zeppelin II fue un disco que revolucionó mis hormonas como cuando hierve el agua: con violencia y sin dirección alguna.Tenía el suficiente pelo como para creerme Jimmy Page y a veces jugar al cantante gestual y sensual que era Robert Plant. Ahí moría Zep porque el bajista John Paul Jones y el baterista John Bonham eran la retaguardia de la banda. Bonham, muerto por tragarse su propio vómito mientras dormía, tuvo la muerte mítica de la estrella de rock y por eso pasó a ser más relevante.
Fanático de la banda, acopiador de sus vinilos y usando sus fotos de la revista Pelo como forros de mi carpeta escolar, me doy cuenta de grande que sé mucho menos de lo que creía de la banda.
Por empezar advertí que estaba totalmente desfasado con la fecha de salida de sus discos: creía que Led Zeppelin II era del 73 o el 74 y en realidad es de 1969. Y Led Zeppelin IV es de 1971 y no del 76 como yo pensaba. Los discos venían entonces con la fecha de su lanzamiento en la Argentina y no con la de la grabación original.
De todos modos el asunto me tiene sin cuidado. Me sirvió para comprobar que se puede ser fanático sin ser experto. Esas características suelen estar confundidas. Se supone que el seguidor de una banda (de un club de fútbol también, por qué no...) debe gozar de un conocimiento enciclopédico que en realidad clausura más que lo que habilita. Empasta las neuronas con datos, fechas y sentencias y deja poco margen para la suma de sensaciones.
Me fascina saber que se menos de lo que creía de Zeppelin porque eso me sirve para bucear más. La discográfica me envió Mothership, el nombre que engloba su CD triple (en realidad dos CD y un DVD) y la presentación en Londres. Se han esmerado: la edición es lujosa, tiene un libro con mucha info y los registros de las canciones son una delicia.
Ver el DVD y comprobar como la banda tocaba en lugares no tan grandes, con un ejército de gente arriba del escenario, con el caos que era un rock todavía amateur porque pocos sabían como hacer negocio con eso, es acceder a un material precioso.
Me encanta Led Zeppelin, me encanta tener tanto todavía por aprender de ellos. También me encanta escribir y sigo sin entender como todavía hay gente que no tiene un blog. Bueno, no es mi problema.

Slide show de Led Zeppelin