El cine, la música y la literatura tienen jerarquías
En unos días se va a estrenar una película de Brian De Palma, uno de mis directores favoritos: The Black Dahlia. Sin dudas la veré. Puedo conceder que algunas películas de Brian De Palma quizás hayan envejecido algo. Son títulos que cruzan la década del 70 y marcan cierto rumbo del cine de los 80:Doble de Cuerpo, para mí, es el film que decreta el por entonces ascendente reinado del video hogareño. Y un clásico debe vencer el paso del tiempo si es que pretende serlo.
A partir del arte que envejece, me puse a pensar en la valoración negativa que se hace cuando un consumidor cultural queda empantanado en otra época.
Como los rockeros que no pueden cruzar la frontera de los 80 para valorar la música, como los cinéfilos que no logran entender que un nuevo y buen cine se hizo luego de Truffaut, Hitchcock y Antonioni. El anclaje en el tiempo es doble: habla de una falta de capacidad para adaptarse a las nuevas generaciones y una excesiva dependencia de esa canción y ese film. Ese director o esa banda.
Pero la literatura queda al margen de esta forma de entender el pasado y el presente. Si alguien se presenta simplemente como lector de obras clásicas de Shakespeare a Borges, de Cervantes a García Márquez, el propio arte nos cobija.
No hay una valoración negativa en ese sentido, sino por el contrario, un modo de respeto quizás equivalente al que solamente escucha a Mozart ó Beethoven
La literatura clásica quizás encierre todo el valor y la potencia que todos los libros que siguieron a lo largo de la historia fueron persiguiendo y homenajeando hasta hoy.
Probablemente los clásicos del arte sean aquellos que consiguen abarcar todas las épocas, el pasado ya revisado y el futuro, obviamente, aún por hacerse
Los Beatles seguramente tengan algo de eso.
Mientras tanto, por respeto al que soy y al que fuí, espero con ganas la película de Brian De Palma.
Labels: cine, libros, música, reflexiones
2 Comments:
En mi modesta opinión, el título del post es la explicación. Un auténtico clásico no tiene limitaciones de tiempo ni de espacio. La pintura es un ejemplo exacto. La Mona Lisa será por siempre, posiblemente, EL cuadro. A los dos años de haberse pintado, o en el 2135, en Paris, en Cuba o en Australia. La auténtica música clásica es Mozart, no Jagger - Richards. Intentando una opinión, tal vez tenga que ver con que no reflejan hechos temporales, como sí lo hace en general una película o una letra popular, o aún una danza. Por eso será clásico siempre el Lago de los Cisnes y no el breakdance...
El problema de anclarse en el tiempo debe radicar en la incapacidad de percibir el arte como lo que el arte es. Recortar el gusto según épocas o corrientes es estúpido porque nos hace atarnos a las formas y perdemos de vista lo que transmite la obra. Como si uno tuviera que emocionarse distinto con una pieza de Mozart que con una crónica luganesca de Pity. Como si Los 400 Golpes no pudiera decir tanto de uno como Flores Rotas.
Las jerarquías en el arte atestiguan el momento en que el cerebro entra a tallar en un sitio que no le corresponde.
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