Consideraciones sobre Oasis

-Es ir a ver una banda y ya. Oasis es canciones y punto. No hay mensajes sociales ni políticos. Una hora y media por reloj de composiciones cronometradas como para no durar más de 3 minutos por cabeza.
-Oasis es una banda y no una megabanda. No tienen que responder a la imagen que el público haya construído sobre ellos. No ejercen ningún tipo de demagogia. No dan consejos, no los reciben, ni acomodan el show de acuerdo a lo que reclama la efervescencia local.
-Sus canciones son lindas. No son profundas, no son bellas tampoco. Simplemente lindas. Tienen una superficialidad interesante que no llegan a lindar con la tontera.
-En los conciertos de Oasis no queda otra que escuchar canciones. No hacen una música para bailar o para saltar desaforado. En un concierto escuchar canciones parece lo obvio, pero a veces hay que recordarlo.
-Liam Gallagher tiene esa actitud del tipo que nos hace un favor al cantar, como si no lo mereciéramos. Hasta parece que le da vagancia subir un poco el micrófono para cantar más cómodo.
-Escucharlos es como tomar lecciones de inglés musicalizadas. No se saltean ninguna letra de lo que escribieron y parecen de manual.
-Tienen una mezcla de suburbio y cierta cultura británica que puede ir de Shakespeare a los Beatles sin medir quien es más importante.
-La gente los va a ver dispuesta a pasar 90 minutos de felicidad.
-Hilvanan las canciones como en un disco de vinilo. Los silencios de las ranuras gruesas son respetados y cada canción es independiente de la que estaba antes y la que vendrá.
-No hay una puesta en escena grandilocuente. Es una banda de rock y pop que sale a tocar su set de canciones sin mayores pretensiones.
-Oasis mantiene una distancia durante el show que no llega a ser chocante, pero que da la sensación que el encuentro entre público y músicos fue algo fortuito, no planeado y cada uno permanece en su vereda.